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Rodney Rogers, sexto hombre del año en la NBA, fallece y su familia confirma la noticia

ESTADOS UNIDOS.– Rodney Rogers, recordado por su imponente presencia en la cancha y su carácter noble fuera de ella, falleció a los 54 años debido a complicaciones relacionadas con la lesión medular que sufrió en 2008 tras un accidente en un vehículo todo terreno.

Su familia confirmó la triste noticia y destacó que, pese a los enormes desafíos que enfrentó durante los últimos 17 años, Rogers mantuvo siempre una actitud positiva y una fuerza interior que inspiraba a todos a su alrededor.

¿Cuál fue la trayectoria deportiva de Rodney Rogers?
Rogers jugó 12 temporadas en la NBA, dejando huella en equipos como los Phoenix Suns, Denver Nuggets, Los Angeles Clippers y New Jersey Nets.

Su carrera alcanzó uno de sus puntos más altos en la temporada 1999-2000, cuando fue reconocido como Sexto Hombre del Año, distinción que consagró su impacto como uno de los jugadores de rol más valiosos de la liga.

Pero su legado va mucho más allá del baloncesto. Tras el accidente que lo dejó paralizado de hombros hacia abajo, lejos de aislarse o rendirse, Rogers enfocó su vida en ayudar a otros.

¿Cómo enfrentó Rodney Rogers las consecuencias de su accidente?
Fundó la Rodney Rogers Foundation, destinada a apoyar a personas con lesiones de médula espinal y a promover una vida digna para quienes enfrentan limitaciones similares. Quienes lo trataron de cerca describen que, incluso desde su silla de ruedas, "irradiaba luz, serenidad y una voluntad inquebrantable".

Familiares y amigos lo recuerdan como un hombre de carácter suave, humilde y profundamente solidario. Su entrenador universitario solía decir que, aunque su talento era inmenso, lo que realmente definía a Rodney era su corazón. Compartía su fortaleza con quienes lo rodeaban, alentando siempre a mirar hacia adelante.

Rogers deja a su esposa Faye; sus hijos Roddreka, Rydeiah, Rodney II y Devonte; su madre, Estelle Spencer; y a un círculo cercano que lo consideraba un ejemplo de resiliencia.

Su partida deja un vacío en el deporte y en la comunidad, pero también un legado de valentía y compasión. La vida de Rodney Rogers recuerda que la grandeza no siempre se mide en puntos o trofeos, sino en la capacidad de enfrentar la adversidad con dignidad y seguir iluminando a los demás.